jueves, 20 de febrero de 2014

Ruta del Hereje

Hereje 01: Corredera de San Pablo

41° 39.413', -4° 43.488'

Casa de los Salcedo en la corredera de San Pablo, actual calle de las Angustias.
Cipriano nace en 1517.

Textos:


Antes de que se instalara la Corte, la noche del 30 de octubre de 1517, el coche que ocupaban el hombre de negocios y rentista, don Bernardo Salcedo, y su bella esposa, doña Catalina de Bustamante, se detuvo ante el número 5 de la Corredera de San Pablo. Al salir de la casa de don Ignacio, rubio y lampiño, oidor de la Real Cnancillería, hermano de don Bernardo, donde habían pasado la velada, doña Catalina había confiado discretamente a su marido sentir dolores en los ríñones y, en este momento, al detenerse bruscamente los caballos ante el portal de su casa, volvió a aproximar los labios a su oído para comunicarle en un susurro que también notaba humedad en el nalgatorio. Don Bernardo Salcedo, poco experto en estas lides, primerizo a sus cuarenta años, instó al criado Juan Dueñas, que sostenía la portezuela del coche, que acudiese vivo a casa del doctor Almenara, en la calle de la Cárcava, y le hiciera saber que la señora de Salcedo estaba indispuesta y requería su presencia.
Libro I, I (51)


Before the Court was installed, the night of October 30th, 1517, the car occupying the businessman and employer, Bernardo Salcedo and his beautiful wife, Dona Catalina de Bustamante, stopped at Number 5 San Pablo street. On leaving Mr Ignacio’s house, the blond and hairless judge of the Royal Chancery Bernardo’s brother, where they had spent the evening, Dona Catalina had quietly told her husband she felt pain in the kidneys and, at this time, he abruptly stopped the horses at the gate of his house, he turned to approach the lips to his ear to tell in a whisper that she also noticed his butt wet. Mr Bernardo Salcedo, inexpert in these conflicts, this first- forties, urged the servant Juan Dueñas, holding the car door to hurry off to Dr Almenara’s house, at Carcava street and let him know that Mrs Salcedo was ill and needed his presence.
Book I, I (51)

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Hereje 02: D. Ignacio Salcedo, oidor de la Real Audiencia y Chancillería. Palacio del Licenciado Butrón, plaza de Santa Brígida

41° 39.379', -4° 43.623'

D. Ignacio Salcedo, oidor de la Real Audiencia y Chancillería, tío de Cipriano.
Licenciado Butrón, abogado de la Audiencia en el siglo XVI.

Textos:



En cambio, con su hermano Ignacio, con quien solía encontrarse diariamente al anochecer, Bernardo no mostraba esas confianzas. Al contrario, se esforzaba en comparecer ante él con el decoro y la respetabilidad que siempre habían adornado a la familia Salcedo. Ignacio era el espejo en que la villa castellana se miraba. Letrado, oidor de la Chancillería, terrateniente, sus títulos y propiedades no bastaban para apartarle de los necesitados. Miembro de la Cofradía de la Misericordia, becaba anualmente a cinco huérfanos, porque entendía que ayudar a estudiar a los pobres era sencillamente instruir a Nuestro Señor. Pero no solamente entregaba al prójimo su dinero sino también su esfuerzo personal. Ignacio Salcedo, ocho años más joven que don Bernardo, de cutis rojizo y lampiño, visitaba mensualmente los hospitales, daba un día de comer a los enfermos, hacía sus camas, vaciaba las escupideras y durante toda una noche cuidaba de ellos. Por añadidura, don Ignacio Salcedo era el patrono mayor del Colegio Hospital de Niños Expósitos, que gozaba de prestigio en la villa y se sostenía con las donaciones del vecindario. Pero, no contento con esto, con su quehacer profesional en la Chancillería y sus buenas obras, don Ignacio era el vecino mejor informado de Valladolid, no ya sobre los nimios sucesos municipales sino de los acontecimientos nacionales y extranjeros. Las noticias últimamente eran tan abundantes que don Bernardo Salcedo cada vez que recorría las calles Mantería y del Verdugo, camino de la casa de su hermano, iba preguntándose: ¿Qué habrá sucedido hoy? ¿No estaremos sentados en el cráter de un volcán? Porque don Ignacio era crudo en sus manifestaciones, nunca las atemperaba con paños calientes. De ahí que don Bernardo, aun mostrándose poco aficionado a la política, a los problemas comunes, estuviera puntualmente informado de la lamentable realidad española. La inquietud creciente de la villa, la hostilidad popular hacia los flamencos, la falta de entendimiento con el Rey, eran realidades manifiestas, hechos que, como bolas de nieve, iban rodando, aumentando de volumen y amenazando avasallar cuanto encontraran a su paso. Hasta que una tarde de primavera una de ellas reventó, por más que la voz de don Ignacio no se alterase al referir los acontecimientos:
Libro I, IV (130-131)


Unlike, his brother Ignacio, who used to meet every day at dawn, Bernardo did not show these trusts. On the contrary, he strove to appear before him with decency and respectability that had always been a sign of the Salcedo family. Ignacio was the mirror in which the Castilian town looked. Lawyer, judge of the Chancery, landowner, his titles and properties were not enough to take him away from the needy. Member of the Brotherhood of Mercy, he annually granted five orphans, because he understood that to help the poor to study was simply to instruct our Lord. But not only gave money to others but also their personal effort. Ignacio Salcedo, eight years younger than Mr Bernardo, with reddish and hairless skin, visited hospitals monthly, fed the sick, made ​​their beds, emptied spittoons overnight and took care of them. In addition, Mr Ignacio Salcedo was the greatest patron of the Foundling Hospital Association, which enjoyed prestige in the village and was sustained by donations from the neighborhood. But not happy with this, with their professional work in the Chancery and good works, Mr Ignacio was the most informed neighbour in Valladolid, not about petty municipal and domestic events but about national and foreign events. The news was so abundant that lately Bernardo Salcedo whenever he walked Mantería and Verdugo streets on his way to his brother’s home, was wondering: What has happened today? Are we sitting in the crater of a volcano? Because Mr Ignacio was hard in his speech, never tempered with warm clothes. Hence, Bernardo even not being very fond of politics, of the common problems, he was promptly informed of the unfortunate Spanish reality. The growing concern of the villa, the popular hostility to the flamingos, the lack of understanding with the King, were manifest realities, facts that like snowballs, were rolling, increasing in volume threatening to run over everything in their path. Until one spring afternoon one news burst, though the voice of Mr Ignacio did not alter on reporting the events.
Book I, IV (130-131)

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Hereje 03: Palacio de Fabio Nelli, plaza de Fabio Nelli

41° 39.361', -4° 43.731'

Fabio Nelli, rico mercader italiano, asentado en el siglo XVI en Valladolid.
En los palacios de esta zona vivían nobles como don Carlos de Seso.

Textos:


— ¿Conoce vuesa merced un precioso librito titulado El beneficio de Cristo?
Cipriano Salcedo denegó con la cabeza. Añadió Cazalla:
—Yo se lo prestaré. El libro no ha sido impreso en España pero conservo un ejemplar manuscrito. Don Carlos trajo de Italia el original.
Cipriano se hacía la ilusión de que algo empezaba a alentar dentro de él. Era como si atisbara un punto de luz en un horizonte cerrado. Aquel cura parecía mostrarle una nueva dimensión de lo religioso: la confianza frente al temor.
— ¿Quién es ese don Carlos de que me habla?
—Don Carlos de Seso, un caballero veronés aclimatado en Castilla, un hombre tan fino de cuerpo como de espíritu. Ahora vive en Logroño. En el 50 viajó a Italia y trajo libros e ideas nuevas. Luego acudió a Trento con el obispo de Calahorra. Hay quien dice que don Carlos cautiva tras un trato superficial y desilusiona tras un trato profundo. En suma que es conversador de distancias cortas. No sé. Tal vez vuesa merced tenga oportunidad de conocerle y juzgará por sí mismo.
Cipriano Salcedo se daba cuenta de que estaba deslizándose de las aguas someras a las profundas, de que estaba enredándose en una conversación trascendente y crucial. Pero experimentaba una paz inefable. Tenía una vaga idea de haber oído mentar a don Carlos de Seso en casa de su tío Ignacio. Y, aunque se encontraba a gusto allí, sentado en el cembo, empezaba a sentir el relente.
Se incorporó y bajó al carril. Cazalla le siguió. Caminaron un rato en silencio, al cabo del cual Cipriano preguntó:
— ¿No tuvo alguna vez don Carlos de Seso concomitancias luteranas?
Libro II, X (289-290)


— Does your worship know a lovely little book called The benefit of Christ?
Cipriano shook his head. Cazalla added:
— I´ll lend it to you. The book has not been printed in Spain but I keep a manuscript copy. Mr Carlos brought the original from Italy.
Cipriano had the feeling that something was starting to arise inside of him. It was as if he was glancing at a point of light in a closed horizon. This priest seemed to show a new dimension of religion: trust versus fear.
— Who is this Don Carlos of whom you are speaking about? 
— Mr Carlos de Seso a Veronese gentleman who was used to Castile, a man with as thin a body as his spirit. Now, he is living in Logroño. At 50 he went to Italy and brought books and ideas. Then he went to Trento with the bishop of Calahorra. Some say that Mr Carlos catches you after a surface treatment and you feel disappointed after a thorough treatment. In short, he is a great talker in short distances. I do not know. Maybe your worship has a chance to know him and judge for yourself.
Cipriano realized he was slipping from the shallow waters to the deep, he was entangled in an important and crucial conversation. But experienced an ineffable peace. I had a vague idea that he had heard of, Mr Carlos de Seso at his uncle Ignacio’s house. And, although I was happy there, sitting on the wet ground, I was starting to feel cold.
He rose up and went down the lane. Cazalla followed him. They walked in silence for a while, after which Cipriano asked:
— Haven’t Mr Carlos de Seso ever had Lutheran ideas?
Book II, X (289-290)

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Hereje 04: Palacio de los Condes de Benavente, plaza de la Trinidad

41° 39.438', -4° 43.809'

En el siglo XIX se instaló el Hospicio de la Ciudad.
En el siglo XVI esa institución la regentaba la cofradía de San José de los Niños Expósitos.
En esa institución estudia Cipriano Salcedo.

Textos:


Don Bernardo se resignó a admitir que el preceptor no era el medio más indicado para educar a su hijo, el pequeño parricida. Había otras soluciones, pero, como hombre rencoroso, improvisó rápidamente la suya: un colegio. Un internado duro y sin pausas. Era hora de separarle de la rolla. Don Bernardo sabía que en la villa no había centros educativos que merecieran tal nombre, pero su hermano Ignacio era patrono mayor del más afamado: el Hospital de Niños Expósitos, regido por la Cofradía de San José y de Nuestra Señora de la O, dedicado a la formación de niños abandonados.
A su hermano le dolió la decisión:
—Ese colegio no es para personas de nuestra clase, Bernardo.
Don Bernardo coqueteaba ahora con la idea de dar una lección a la aristocracia, abrirle los ojos:
—Me han hablado bien de él. Dispone de veintiocho camas para becarios y mi hijo podrá pagar su alojamiento y el de cinco compañeros más si es eso lo que hace falta para que le abran las puertas.
Don Ignacio se echó las manos a la cabeza:
—El Hospital de Niños Expósitos vive de la caridad, Bernardo. Y tú sabes que los chicos abandonados por sus padres no suelen ser gente recomendable. Es un colegio serio porque los Diputados de la Cofradía nos hemos empeñado en que lo sea y hemos puesto en la dirección a un maestro competente. A la doctrina, por la mañana, a toque de campana, acuden chicos de toda condición e, incluso, en el resto de las clases, admiten alumnos de pago. ¿No podría ser sta la mejor solución para Cipriano?
Don Bernardo denegó obstinadamente:
—A mi hijo hay que enveredarlo. Su niñera lo ha mimado demasiado. Y esto se acabó. Lo meteré interno y no disfrutará siquiera de vacaciones; pero para ingresar en el Hospital necesito tu concurso. ¿Estás dispuesto a prestármelo?
Intelectualmente don Ignacio estaba a cien codos de su hermano pero carecía de personalidad para imponerse. Al día siguiente visitó la Cofradía que administraba el centro, y, cuando habló de la generosa disposición de su hermano, no encontró más que buenas palabras, lo mismo que en la reunión de diputados del jueves siguiente, que votó la admisión del pequeño. Por esta vía y mediante el compromiso de pagar el mantenimiento de su hijo, las becas de tres compañeros y cooperar generosamente al Arca de las Limosnas, Cipriano fue admitido en el centro.
Libro I, V (158-159)


Mr Bernardo resigned himself to admit that the tutor was not best person to educate his son, the little parricide. There were other solutions, but as he was a spiteful man, he quickly improvised his own: a school. A tough boarding school. It was time to split up from being spoilt. Mr Bernardo knew that the town had no schools that deserved that name, but his brother Ignacio was greatest patron of the most famous: the Foundling Hospital, run by the Guild of St. Joseph and Our Lady of O, dedicated to the training of abandoned children.
His brother was hurt by the decision:
— This school is not for people of our class, Bernardo.
Mr Bernardo now flirting with the idea of ​​giving a lesson to the aristocracy, opened his eyes:
— I have spoken well of him. It has twenty beds internship and my son can pay your accommodation and five companions more if that's what it takes for them to open the doors.
Mr Ignacio snapped his hands to his head:
— The Foundling Hospital charity Bernardo. And you know the kids abandoned by their parents are not usually recommended people. It is a serious school because the Deputies Guild has committed to it and we have placed a good teacher as a headmaster. The doctrine, in the morning, a bell, guys come from all walks and even in other classes, students accepted for payment. Could not this be the best solution for Cipriano?
Mr Bernardo stubbornly refused:
— My son must get straight. His nanny has spoiled him too. And this is over. I will get him inside and not enjoy even on vacation, but to enter the Hospital we need your help. Are you willing to do it?
Intellectually Ignacio was a hundred yards from his brother but lacked personality to prevail. The next day he visited the Brotherhood who ran the center, and when he spoke of the generous disposition of his brother, he found nothing but good words, as in the meeting of Members the following Thursday, which voted to admit the child. In this way and through a commitment to pay his child support, the scholarships of three classmates and cooperate generously to the charity arch, Cipriano was admitted to the center.
Book I, V (158-159)

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Hereje 05: Almacén de lanas. Convento de Santa Catalina. Judería.

41° 39.362', -4° 43.811'

Situado en la antigua Judería los Salcedo tenían su almacén de lanas.
A través del Puente Mayor dicha lana sale con destino a Flandes.
Convento de Santa Catalina de monjas dominicas, aparece en el proceso del Doctor Cazalla.

Textos:


Cumplida la mayoría de edad, Cipriano Salcedo se doctoró en Leyes, entró en posesión del almacén de la Judería y de las tierras de Pedrosa y se trasladó a vivir a la vieja casa paterna en la Corredera de San Pablo, cerrada desde la muerte de don Bernardo. Unos años después, conseguidos estos objetivos, se impuso otros tres muy definidos y ambiciosos: encontrar a Minervina, alcanzar un prestigio social y elevar su posición económica hasta ponerse a nivel de los grandes comerciantes del país.
Libro II, VII (203)


Accomplished adulthood, Cipriano doctorated in law, came into possession of the warehouse and the Jewish land of Pedrosa and moved to live in the old family home in San Pablo street, closed since the death of Mr Bernardo. A few years later, achieved these goals, forced himself to three very sharp and ambitious ones: to find Minervina, to achieve social prestige and to raise his economic position to be at the level of the great merchants of the country.
Book II, VII (203)

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Hereje 06: Capilla de los Fuensaldaña

41° 39.285', -4° 43.848'

La capilla de los Fuensaldaña forma parte del Museo del Arte Contemporáneo Español.
Enterrada doña Leonor de Vivero, madre del Doctor Cazalla.

Textos:


Siete días antes de Navidad, súbitamente, falleció doña Leonor. Por la mañana había sentido un vago temor de corazón y, después de comer, quedó muerta en la mecedora sin que nadie lo advirtiera. El Doctor la encontró todavía caliente y el balancín con un leve movimiento de vaivén. Su deceso fue la culminación de un annus horribilis, como lo calificó el Doctor Cazalla. Se hizo preciso preparar las honras fúnebres con la pompa que exigían la fama del Doctor y el hecho de que la difunta tuviera tres hijos religiosos. El entierro se verificó en la capilla de los Fuensaldaña, en el Monasterio de San Benito. Diez doncellas, casi niñas, acompañaron el ataúd portando cintas azules y el coro del Colegio de los Doctrinos, fundado pocos años antes en la ciudad, entonó las letanías habituales. Cipriano Salcedo creía ver en aquellos muchachos a los antiguos Expósitos, sus compañeros de infancia, y respondía a las apelaciones al santoral con devoción y respeto: ora pro nobis, ora pro nobis, ora pro nobis, decía para sí, y en el Dies irae de la epístola se prosternó sobre las losas del templo y repitió la letra en voz baja, profundamente conmovido: Solvet saeclum in favilla: teste David cum Sibylla
La ciudad acudió en masa al sepelio de doña Leonor. La reputación del Doctor, el hecho de que tres de los hijos de la difunta participasen en la misa funeral, removieron el sentimiento religioso del pueblo. Y, a pesar de sus grandes dimensiones, el templo no pudo dar acogida a todos los asistentes, muchos de los cuales quedaron a la puerta, en la explanada de acceso, devotamente, en silencio.
Libro II, XIV (381)


Seven days before Christmas Mrs Leonor suddenly died . In the morning he had felt a vague tremor of heart and, after eating, fell dead in the chair without anyone noticing. The Doctor found her still warm and the rocker had a slight rocking motion. His death was the culmination of an annus horribilis, as Doctor Cazalla called it. It became necessary to prepare the funeral with the pomp demanded by the Fame of the Doctor and the fact that the deceased had three religious children. The burial took place in the chapel of Fuensaldaña, in the Monastery of San Benito. Ten maidens, almost children, accompanied the casket carrying blue ribbons and the choir of the College of Doctrinos, founded a few years ago in the city, sang the usual litany. Cipriano believed to see in those children, his childhood friends, and responded to appeals to the saints with devotion and respect: ora pro nobis, ora pro nobis, ora pro nobis, said to himself, and the ‘Dies irae’ epistle, he knelt on the stones of the temple and repeated the words softly, with a groaning voice, deeply moved. ‘Solvet saeculum in favilla: teste David cum Sibylla’.
The city flocked to the funeral of Mrs Leonor. The Doctor 's reputation, the fact that three of the children of the deceased participated in the funeral mass, removed the religious sentiment of the people. And, despite its large size, the temple could not give host all the attendees, many of whom were at the door, on the esplanade access, devoutly silent.
Book II, XIV (381)

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Hereje 07: Calle Doctor Cazalla

41° 39.290', -4° 43.727'

En la actual calle del Doctor Cazalla estuvo la casa de Leonor de Vivero donde se reunían los conciliábulos o conventículos de los luteranos.

Textos:


Parpadeó reiteradamente Cipriano Salcedo como deslumhrado. Operaba sobre él una especie de fuerza sobrenatural que parecía provenir de aquel hombre. Le convencían sus razones, las tres, especialmente la segunda: ¿por qué los Evangelistas no habían aludido al purgatorio y sí lo habían hecho al cielo y al infierno? Pero don Carlos no le daba tiempo a reflexionar. Hablaba y hablaba sin mesura. Remachaba el clavo. Para afrontar su nueva fe, don Carlos le recomendaba visitar a Cazalla, el Doctor, hablar con él. Frecuentar los conventículos, cambiar impresiones con los hermanos. No lo deje. Nuestra fuerza no es grande pero tampoco despreciable. No se quede sentado en una silla. Muévase. Abra su espíritu, no se resista a la gracia. Dispone de cenáculos en Valladolid, Toro, Zamora, en muchos sitios.
Libro II, XI (309-310)


Cipriano blinked repeatedly as dazzled. Inside him there was a kind of supernatural force that seemed to come from the man. He was convinced by his reasons, all three, especially the second: why hadn’t the evangelists alluded to purgatory and had done so to heaven and hell? But Mr Carlos did not have time to think. He talked and talked without restraint. Riveted the spot. To meet his new faith, he recommended Mr Carlos to visit Cazalla, the Doctor, to talk to him. To repeatedly visit conventicles, exchange views with the brothers. Do not leave it. Our strength is not great but it is not despicable. Do not sit on a chair. Move. Open your mind, don’t resist to the grace. You have cliques at your disposal in Valladolid, Toro, Zamora, in many places.
Book II, XI (309-310)

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Hereje 08: Calle Orates, actual Cánovas del Castillo

41° 39.127', -4° 43.543'

En la calle de Orates estaba el Hospital de los Inocentes o de Orates en la actual calle Cánovas del Castillo. 
Cipriano ingresó allí a su esposa Teo, cuando esta enloquece.
También está la taberna de Garabito donde Bernardo Salcedo tomaba vino con los amigos.
Por aquí pasó el cortejo de los reos hacia el auto de fe desde la cárcel secreta de la Inquisición.

Textos:


Le levantó el párpado del ojo derecho y observó la pupila con insistencia. Luego repitió la operación con el otro ojo. Volvió a tomarle el pulso:
— A esta señora hay que internarla —dijo—. En la calle Orates tienen el Hospital de Inocentes. No es un hotel de lujo pero tampoco es fácil encontrar otro mejor en la ciudad. Los procedimientos son primitivos. El enfermo vive atado a los barrotes de la cama o con grilletes en los pies para que no escape. Claro que con un poco de dinero, pagando dos loqueros para que la atiendan, pueden vuesas mercedes evitar esa humillación.
Libro II, XIII (354-355)


He lifted the lid of the right eye and observed her pupil insistently. Then he repeated the process with the other eye. He returned to take her pulse:
— This lady has to be interned —he said— In Orates street there is a so called Innocents’ Hospital. It is not a luxurious hotel but it is not easy to find a better one in town. The methods are primitive. The patient lives tied to the bars of the bed or in shackles so that she does not escape. Of course with some money, paying two people to assist her, you can avoid that humiliation.
Book II, XIII (354-355)

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Hereje 09: Plaza Mayor, plaza del Mercado

41° 39.127', -4° 43.714'

En el siglo XVI era la plaza del Mercado, lugar además de celebración de fiestas civiles y religiosas. Aquí se desarrollaban los autos de fe.
Los condenados llevaban sambenitos y corozas. Los reos penitenciales regresaban a la cárcel.
Los condenados, montados en borriquillas, iban al lugar de la condena atravesando la calle Santiago.
Tras el incendio de 1561 se reconstruye con el diseño de Francisco de Salamanca ante el encargo del propio Felipe II.

Textos:


A mediados de abril se desató sobre la ciudad un martilleo fragoroso que se iniciaba con la primera luz del día y no cesaba hasta bien entrada la noche. Era un claveteo en diversos tonos, en cualquier caso seco y brutal, que procedía de la Plaza del Mercado y se difundía, con diferente intensidad, por todos los barrios de la villa. Aquel golpeteo siniestro pareció activar la vitalidad del penal, acelerar su ritmo. La vida rutinaria de la cárcel secreta se convirtió de pronto en algo ajetreado y activo. Hombres aislados, o en grupo, pasaban y regresaban por el zaguán, por los corredores, ante las celdas, introduciendo o sacando cosas, dando instrucciones a los reos. En cualquier caso, parecía haberse desatado una agitación inusitada que vino a coincidir con la prisa de Dato por facilitarle noticias y mensajes. La primera noche del atronador tamborileo, el carcelero aclaró:
— Están levantando los tablados.
— ¿Para el auto?
— Así es, sí señor, en la plaza, para el auto.
Libro III, XV (456)


In mid-April the city was unleashed on a thunderous hammering that began with the first light of day and did not stop until late at night. It was a nailing in various tones, anyway dry and brutal, it came from the Market Square and spread, in varying degrees, through all the neighborhoods in town. That sinister patter seemed to activate the vitality of the prison, accelerating its pace. The routine life of the secret prison was suddenly something busy and active. Males isolated or in groups, passed and returned to the hall, the corridors, before the cells by introducing or removing things, instructing inmates. In any case, an unusual agitation came to match the Dato’s rush to provide news and messages seemed to have unleashed. The first night of thunderous drumming, the jailer pointed out:
— They are raising stands.
— For the Act of Faith?
— Yes, yes sir, in the square, for the Act of Faith.
Book III, XV (456)

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Hereje 10: Iglesia de Santiago

41° 39.037', -4° 43.737'

El Doctor Cazalla predicaba los viernes en esta iglesia. Parroquia de Santiago.

Textos:


Sin embargo, Cipriano Salcedo siempre aspiraba a un perfeccionamiento moral. Recordaba el colegio con nostalgia. Le dio por las homilías y sermones. Buscaba en ellos preferentemente el fondo de los temas pero también la forma. Hubiera pagado una buena suma por una bella exposición de un problema religioso importante. Pero, cosa curiosa, Salcedo procuraba rehuir las pláticas conventuales. Sus preferencias iban por los curas seculares, no por los frailes. En esta nueva búsqueda influyó de manera determinante el jefe de su sastrería, Fermín Gutiérrez que, en concepto de Dionisio Manrique, era un meapilas. Pero el sastre distinguía a los oradores cautos de los ardientes, a los modernos de los tradicionales. Así se enteró Salcedo de la existencia del doctor Cazalla, un hombre de palabra tan atinada que el Emperador, en sus viajes por Alemania, lo había llevado consigo. No obstante, Agustín Cazalla era vallisoletano y su regreso a la villa provocó un verdadero tumulto. Hablaba los viernes, en la iglesia de Santiago llena a rebosar, y era un hombre místico, sensitivo, físicamente frágil. De flaca constitución, atormentado, tenía momentos de auténtico éxtasis, seguidos de reacciones emocionales, un poco arbitrarias. Mas Cipriano le escuchaba embebido, lo que no impedía que a su vuelta a casa le invadiera una cierta desazón. Analizaba su alma pero no hallaba la causa de su inquietud. En general, seguía las homilías de Cazalla, medidas de entonación, breves y bien construidas, con facilidad y, al concluir, le quedaba una idea, sólo una pero muy clara, en la cabeza. No era, pues, la esencia de sus sermones la causa de su desasosiego. Esta no estaba en lo que decía, sino tal vez en lo que callaba o en lo que sugería en sus frases accesorias más o menos ornamentales. Recordaba su primera homilía sobre la redención de Cristo, sus hábiles juegos de palabras, el subrayado de un Dios muriendo por el hombre, como clave de nuestra salvación. De poco valían nuestras oraciones, nuestros sufragios, nuestros rezos, si olvidábamos lo fundamental: los méritos de la Pasión de Cristo. Lo evocaba, en lo alto del pulpito, los brazos en cruz, tras un silencio teatral, recabando la atención del auditorio.
Libro II, VIII (236-237)


However, Cipriano always aspired to moral improvement. Nostalgically remembered the school. He was in masses and sermons. He was looking for preferably the depth of the issues but also the form. He would have paid a good sum of money for a beautiful exposition of an important religious issue. But curiously, Salcedo tried to evade the convent talks. Their preferences were by secular priests, not monks. This new search decisively was influenced by the head of his tailoring, Fermin Gutierrez, who in words of Dionisio Manrique was an asshole. But the cautious tailor distinguished cautious speakers from the burning ones, modern from traditional. So Salcedo learned of the existence of Dr. Cazalla, a man so wise in words that the Emperor had taken him in his trips in Germany. However, Augustine Cazalla was from Valladolid and his return to the village caused a real commotion. He spoke on Fridays at the completely crowded Church of Santiago, and was a mystic, sensitive, and physically fragile man. With a skinny constitution, tormented, had moments of genuine ecstasy, followed by emotional reactions, somewhat arbitrary. But Cipriano listened astonished, which did not prevent him from returning home invaded by a certain unease. He analyzed his soul but could not find the cause of his concern. Overall, he followed Cazalla’s homilies, intonation measures, short and well-built, in an easy flow and, at the end, he had one idea, just one but very clear in his head. It was, therefore, the essence of his sermons the cause of his distress. This was not what he said, but perhaps they were in his siliences or suggested in their more or less ornamented accessory sentences. He remembered his first homily on Christ's redemption, his skillful wordplay, the emphasis of a God dying for man, as key to our salvation. Our prayers were meaningless, our votes, our prayers, if we forgot the basics: the merits of the Passion of Christ. He evoked that on the pulpit, his arms crossed, after a theatrical silence, engaging the attention of the audience.
Book II, VIII (236-237)

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Hereje 11:  Puerta del Campo

41° 38.910', -4° 43.791'

En el siglo XVI estamos fuera de los muros de la villa.
La quema pública de los reos se realizaba después de atravesar la Puerta del Campo.

Textos:


Las palabras y lágrimas del Doctor produjeron en el auditorio dos reacciones distintas: los más sensibles sollozaban con él, mientras que los más duros, de pie en las gradas, encolerizados, le insultaban llamándole leproso, y alumbrado. Cuando la reacción amainó, el obispo de Palencia se encaramó de nuevo en el pulpito desde donde había predicado y dijo que, leídas las ejecutorias, degradados los curas sectarios, daba el auto por concluido, siendo las cuatro de la tarde del día 21 de mayo de 1559. Los reos sentenciados a prisión —añadió— serán conducidos en procesión a las cárceles Real y del Santo Oficio para cumplir sus condenas, en tanto los restantes se desplazarán en borriquillos al quemadero, erigido tras la Puerta del Campo, para ser ejecutados.
Libro III, XVII (482)


Words and tears of the Doctor in the auditorium caused two distinct reactions: The most sensitive wept with him, while the hardest, standing on the stairs, angry, insulted him by calling him leper, and illuminated. When the reaction subsided, the bishop of Palencia climbed back into the pulpit from which he preached, said that once the executions were read, once the sectarian priests were degraded, the Act was closed, being four o’clock in the afternoon of May 21st , 1559. The inmates sentenced to prison, —he added—, will be led in procession to the Royal and Inquisition prisons to accomplish their sentences, while the others moved on donkeys to the burning stalls, erected after the Country gate, to be executed.
Book III, XVII (482)

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Esta entrada tiene la finalidad de tener agrupados todos los materiales de la Ruta del Hereje. De esta forma pueden verse los contenidos asociados a la ruta y se facilita su acceso a aquellas personas que no viven en Valladolid y, por tanto, no pueden cargar la ruta desde Layar.

Para ver todas las referencias sobre el origen de los textos, vídeos, música, audio, traducciones e imágenes, vaya a esta otra entrada de esta bitácora.

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